Los abogados tenemos la culpa de que el derecho en México haya degenerado hasta convertirse en una mala caricatura.
Primero se adulteró la Constitución.
Luego se adulteró al Poder Judicial.
Acto seguido se aniquiló la protección a la familia.
Ahora se está emasculando a la sociedad entera a pretexto de inventar nuevos derechos.
El derecho no se inventa, no se puede ir contra natura y esperar que no haya consecuencias.
Estamos viviendo una edad oscura del derecho en México, y es porque los abogados dejamos en manos de los políticos las Leyes y, como política suele ser sinónimo de ignominia en favor de intereses, las consecuencias son evidentes.
Necesitamos retomar el sentido del derecho y la justicia, como valores, no como instrumentos de poder.
