¿Qué alcance tendría la traición?

Hace pocos días publiqué un artículo refiriéndome a la negativa de la nueva titular del ejecutivo respecto de su saliente predecesor.

En ese texto, se analizó sencillamente la declaración "en frío" es decir, sin contrastarla con su contexto temporal, esto quiere decir que se plantearon hipótesis meramente generales, sin traer a escena hechos concretos que la enmarcan; la conclusión entonces fue simple, casi optimista, es decir, si AMLO se contentase con ser expresidente sin pretender pisarle al sombra a su ahora encumbrada pupila, podría descansar en paz en su conocido rancho a donde todos los mexicanos recibimos una invitación durante su período presidencial.

En el peor de los casos, AMLO enfrentaría solamente su desaparición del ámbito político, porque no es factible pensar que Claudia llegase a pensar en el destierro u otras medidas que en el pasado fueron tomadas, por ejemplo contra Calles. Eso sería todo, es decir, una pugna cerrada dentro de los límites y alcances del territorio y política mexicanos.

Pero eso. no es todo…

La declaración de "no traicionar" se encuadra en un ámbito que involucra a otros actores: Estados Unidos recién ejerce dominio sobre la libertad de dos personas que, presuntamente, estarían relacionados con el CO en México, y, algunos dicen, con su saliente presidente, esta detención o acuerdo se verificó sin en consentimiento o conocimiento del gobierno mexicano, no lo digo Yo, lo dijo el propio presidente y sus funcionarios de seguridad. Eso lo cambia todo.

Al gobierno norteamericano, con todos los defectos que pueda tener y tiene, hay que reconocerle dos cosas: La recopilación y sistematización de información y su paciencia para operar.

Esto quiere decir que para cuando EEUU mueve sus hilos, ya tiene calculadas muchas jugadas adelante, como un brillante jugador de ajedrez.

Al detener a esas dos personas justo al final del sexenio de AMLO y probablemente acogerlas al sistema de testigos protegidos, EEUU tiene la oportunidad de "suavizar" a su criterio la beligerancia del futuro gobierno mexicano. Se ha creado un escenario donde los mencionados pueden establecer responsabilidades penales en contra de AMLO ante cortes norteamericanas, y esto se realizó en el tiempo de su declive. Él fue una piedra en el zapato del gobierno del norte, pero no más que una molestia y, curiosamente ya ni siquiera es el objetivo de la maniobra: va de salida. El objetivo probable es que el gobierno gringo pueda influir compasivamente ante la nueva titular que tendría que enfrentar —en ese contexto— una situación en la cual, colabora con EEUU, o entrega a su predecesor a la justicia norteamericana. Esto no sería inusitado.

Esas serían las consecuencias de la "traición", no solo el ostracismo político sino la pérdida de la libertad y el patrimonio tan honesta y arduamente adquirido por la familia presidencial saliente.

Ah! pero ahora vemos una nueva maniobra: Se invita a Vladimir Putin a la toma de posesión. No sé si reírme o llorar; Parece que la política mexicana no se ha enterado que ya se acabó la guerra fría, que Rusia no es la URSS y que Putin no es Stalin. Mueve a risa pensar que el gobierno de México quiera "equilibrar" su posición frente a probables —no digo que sean ciertas— presiones de EEUU trayendo a la mesa a su "aliado" ¿deveras no se dan cuenta que para Rusia su relación con EEUU es infinitamente más importante que la que tiene con México?

Me duele aceptarlo, porque soy mexicano, pero en el tablero, México es, si acaso un peón en el ajedrez geopolítico y pretender manipular a uno de los contendientes globales resulta, or l menos ilusorio, cuando no cómico.

En fin, si ese es el escenario, ya veremos, si no lo és, y nadie le a pedido a Claudia una aclaración de lealtad entonces me atengo al dicho mexicano: Explicación no pedida, culpabilidad manifiesta.