Saber litigar

Hace ya algunos ayeres, cuando en las escuelas secundarias se impartían talleres, había uno que, se me antoja, es de los que ya han desaparecido, era el taller de fotografía, en ese mismo, se enseñaba a los alumnos cono revelar fotografías, con la tecnología digital, aquello no se practica más y seguramente entre mis lectores haya mas de uno que no tenga idea que significa revelar fotografías, pero es o no importa, porque solo he tomado este tópico como pié para introducirnos a un tema que seguramente si interesará a todos los que frecuentan Mexicolegal saber litigar.

Había por entonces, un profesor de fotografía que con insistencia repetía a sus alumnos, –No es lo mismo saber como se revela, que saber revelar– era tan machacaste esa enseñanza que los jóvenes de aquel taller lo repetían como un a cantinela ante todo tipo de situaciones. Felicito a ese maestro, cuyo nombre ignoro, por haber encontrado una frase que acompañó a sus alumnos mucho más allá del taller que impartía, los acompañó en su vida, los educó.

Parafraseándolo quiero comprar aquí que –No es lo mismo saber como se litiga, que saber litigar– Efectivamente, en México existe la errónea idea que un abogado es algo parecido a un merolico, cuando un niño no se calla, las madres dicen –va a ser abogado– Que lejos esta imagen de la realidad Lo primero que tenemos que entender es

El valor del silencio. En una contienda jurídica, lo que Usted sabe no es necesariamente lo mismo qué sabe el contrario, ni de los hechos ni del derecho.

No diga más de lo necesario o terminará ilustrando a su oponente como derrotarlo. quien mucho habla, mucho se equivoca.

No presuma. Tal vez usted sea un gran jurista, lo felicito, pero nadie más necesita saberlo, sea sobrio en su comportamiento, no intente impresionar a nadie.

Aténgase a los hechos esenciales. He visto a lo largo de mi carrera, demandas y contestaciones farragosas e interminables en donde los pobres abogados narran detalles del todo nimios que esencialmente caen fuera de la litis. Los hechos que deben ser narrados son los HECHOS JURÍDICOS, especialmente aquellos cuya presencia o ausencia determina que una acción o excepción se configure. Me ha tocado ganar asuntos, incluso a instituciones bancarias que, sencillamente olvidaron plasmar los hechos que constituían elementos esenciales de su acción. Si quiere ser novelista, séalo, pero no revuelva eso con su trabajo judicial.

Aténgase a los hechos que pueda probar. Recuerde que cada cosa que diga, deberá probarla si que, si no cuenta con el medio de prueba necesario, búsquelo primero antes de plantearlo en su demanda o contestación.

Tenga en cuenta el tiempo. Según la legislación que esté aplicándose, conozca cuales son los días hábiles e inhábiles, cuando surten efecto las notificaciones y cuales son los términos procesales y recursos que contempla. Calcule el términos para presentar sus promociones con un día de holgura, porque no sabe si un accidente, tormenta o contratiempo le impedirá presentar sus escritos en el último día... es triste que se pierden juicios solo por no tomar en cuenta esto.

Cuando intente un recurso, recuerde que la litis de segunda instancia NO ES IGUAL A LA DE LA PRIMERA. No repita sus argumentos, combata los de la autoridad.

Use un lenguaje profesional pero inteligible, su emplea aforismos, que sean pocos y precisos. Una manera fácil de reconocer a un abogado de pocas luces, es el rebuscamiento en las palabras.

Respete a la autoridad, pero no sea sumiso ni servil.

Recuerde que la ley es una herramienta de la justicia, pero no es la justicia misma. Una ley puede ser injusta o absurda. Tenga siempre presente eso, porque en ocasiones tendrá que combatir contra las leyes.

Vista formalmente.

Espero que estas ideas sean de interés para mis compañeros abogados, especialmente para quienes se inician en esta carrera.